Kavak se expande a Chile, Perú, Colombia y Turquía con inversión de 180 millones de dólares

Con esta expansión, Kavak alcanza 80% del mercado total de vehículos usados en América Latina y se convierte en la primera startup mexicana en llegar al continente asiático.

El unicornio mexicano Kavak anunció su expansión a tres países latinoamericanos: Chile, Perú y Colombia y confirmó su llegada a Turquía, con lo que la operación de la compañía alcanza el continente asiático. En este proceso, la startup realizará una inversión de 120 millones de dólares para crecer su operación en los países sudamericanos y contratará a 300 personas con el fin de procesar 3,000 automóviles al mes en estas tres naciones. 

En el caso de Turquía, en el continente asiático, donde ─como informó El Economista─ Kavak adquirió a la empresa Garaj Serpeti, la compañía adoptará el nombre comercial Carvak y planea realizar una inversión de 60 millones de dólares con el fin de procesar también 3,000 automóviles por mes.

“La expansión a los tres países de Latinoamérica nos permite llegar al 80% del mercado de autos usados en la región y la llegada a Turquía es un acto sin precedentes para una startup mexicana”, dijo Federico Ranero, director de Operaciones de Kavak en entrevista con El Economista

Ranero relata que cuando Carlos García Otatti, el fundador de la compañía, decidió comenzar a emprender en el negocio de los vehículos usados, el mapeo de mercados que realizó arrojó que los dos países más atractivos para este sector eran México y Turquía, tanto en términos de tamaño y tecnología como de oportunidad de crecimiento.

El ejecutivo admite que Turquía es un mercado particular, con un ambiente inflacionario extremo (en junio de 2022 el país alcanzó una inflación interanual de 78.6%), donde la oportunidad de la empresa radica en que la población encuentra en los vehículos una forma de resguardar el valor de sus activos frente a la depreciación de la lira turca, la moneda nacional.

“La expansión a los tres países de Latinoamérica nos permite llegar al 80% del mercado de autos usados en la región y la llegada a Turquía es un acto sin precedentes para una startup mexicana”, dijo Federico Ranero, director de Operaciones de Kavak en entrevista con El Economista

Ranero relata que cuando Carlos García Otatti, el fundador de la compañía, decidió comenzar a emprender en el negocio de los vehículos usados, el mapeo de mercados que realizó arrojó que los dos países más atractivos para este sector eran México y Turquía, tanto en términos de tamaño y tecnología como de oportunidad de crecimiento.

El ejecutivo admite que Turquía es un mercado particular, con un ambiente inflacionario extremo (en junio de 2022 el país alcanzó una inflación interanual de 78.6%), donde la oportunidad de la empresa radica en que la población encuentra en los vehículos una forma de resguardar el valor de sus activos frente a la depreciación de la lira turca, la moneda nacional.

“Encontramos una oportunidad para que mucha gente pueda capitalizarse a través de un auto, es decir, obtener liquidez a través del mismo”, dijo Ranero sobre la operación turca, donde la compañía ya cuenta con 15 centros de atención y un centro de acondicionamiento en la capital, Estambul, donde ya cuentan con 1,000 autos en inventario.    

Entorno complejo

Kavak anuncia su expansión en medio de un entorno macroeconómico complejo, con presiones inflacionarias tanto en países desarrollados como emergentes y con la perspectiva de una posible recesión en Estados Unidos. No obstante y pese a que la compañía también se ha enfrentado a dificultades que la han llevado a reducir su personal en Brasil y Argentina, Ranero asegura que este es el entorno en el que Kavak se ha acostumbrado a operar.

“Los países como Estados Unidos están sufriendo una resaca de lo que fue un estímulo fiscal y monetario que no ocurrió en nuestros países”, dijo.   

Este entorno se suma a las quejas de usuarios, principalmente en México, que no han quedado satisfechos con el servicio ofrecido por la startup o que han tenido problemas en el proceso de compra o venta de su vehículo, algo que de acuerdo con el ejecutivo se ha debido en buena medida a las restricciones en las oficinas gubernamentales causadas por la pandemia y al acelerado crecimiento de la compañía en el país y en la región.  

América Latina

En sus tres nuevos mercados en la región latinoamericana, la compañía ya cuenta con 1,500 autos en inventario, seis centros operativos y tres centros de acondicionamiento.

El tamaño del mercado de autos usados en México ronda los 60,000 millones de dólares, mientras que en Brasil esta cifra alcanza los 100,000 millones de dólares. El resto del clúster en América Latina representa otros 40,000 millones de dólares y el de Turquía, el tercer mercado de vehículos usados más grande del mundo, después de Estados Unidos y China alcanza un valor de 120,000 millones de dólares. 

“Estamos hablando de un mercado con un valor total de 320,000 millones de dólares en el cual nuestra penetración es de apenas 1% del total a nivel global”, dijo Ranero.          

Kavak se convirtió en septiembre de 2020 en la primera startup mexicana en alcanzar la clasificación de unicornio, con una valuación de más de 1,000 millones de dólares. Menos de un año después y tras una ronda de inversión de 700 millones de dólares liderada por el fondo General Catalyst y acompañada por Tiger, Spruce House, D1, SEA, Founders Fund, Ribbit y el gigante japonés SoftBank, la compañía se convirtió en la segunda startup más valiosa de América Latina, después del neobanco brasileño Nubank, con una valuación de 8,700 millones de dólares.

Fundada en 2016 por Carlos García Ottati, Roger Laughlin y Loreanne García, Kavak se ha convertido en una de las primeras startups en conseguir la internacionalización, tras su llegada al mercado argentino en alianza con Checkars y una inversión de 10 millones de dólares. En enero de 2021, la compañía anunció su llegada a Brasil con una inversión de 500 millones de dólares. En total, Kavak ha recibido una inversión de 1,600 millones de dólares.

Fuente: El Economista

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