Bernardo Larraín y las dos caras de la pandemia en Chile

«En estos momentos de crisis profunda se hacen más notorias esas desigualdades en hacinamiento, en espacios públicos y, por lo tanto, se hace nuevamente visible el drama de la pobreza. Creo que esto va a remecer a todos quienes tenemos alguna posición de influencia», dice el presidente de Sofofa en un nuevo Relato Personal, con empresarios hablando de sus vivencias en pandemia.

La pandemia ha sido dura para muchos. Pero también ha mostrado potencialidades que antes las veíamos más distantes. He vivido y experimentado la potencialidad del trabajo a distancia, el uso de plataformas digitales para tener reuniones y conversaciones. Por otro lado, tengo el privilegio de trabajar desde mi casa, pero no todos pueden y hay que pensar en cómo logramos que esta sea una oportunidad para todos. Desde, por ejemplo, tener la infraestructura digital con la misma calidad en cualquier hogar de Chile, hasta la posibilidad real de combinar trabajo con obligaciones del hogar. Hay personas que viven en 35 metros cuadrados y me parece que ese es el gran dilema de lo que estamos viviendo. 

Esas reflexiones las estoy viviendo todos los días en mi casa. Lo que más me ha sorprendido es lo abrupto e imprevisto que fue todo esto. O sea, ¿quién hubiese pensado que la primera semana de marzo iban a haber millones de personas en Chile en aislamiento? Esta es de las cosas que ocurren cada cien años y nos tocó vivirlo. Hay que ver las consecuencias sociales, económicas y culturales.  

Yo, por lo menos, como muchas personas privilegiadas, podemos vivir esta aislación en condiciones muy favorables. También he conversado con personas que viven en pequeños departamentos y se sienten igualmente privilegiadas, en comparación con personas que trabajan en la informalidad, que tienen que salir todos los días a trabajar para ganarse lo necesario para vivir.  

Por supuesto que en estos momentos de crisis profunda se hacen más notorias esas desigualdades en hacinamiento, en espacios públicos y, por lo tanto, se hace nuevamente visible el drama de la pobreza. Creo que esto va a remecer a todos quienes tenemos alguna posición de influencia para actuar de forma diferente después de la pandemia y procurar realmente que esa brecha disminuya. Siguen tantas familias viviendo en campamentos y se han incrementado en los últimos 10 años; ese drama no parecía estar tan protagonista en el debate público. Hay que efectivamente acercarse mucho más. Esa realidad hay que conocerla e interactuar con ella para actuar. 

Uno siempre se preocupa de los seres queridos. Nuestros padres son parte de la población de riesgo, no los he visto desde marzo. Tenemos ciertas conversaciones de vez en cuando, por Zoom, pero ellos han tenido el privilegio de poder estar en aislación, en su casa, y la han llevado muy bien, son optimistas. Piensen en esas personas que viven en campamentos, que tienen un padre o un abuelo en otro lugar de Chile. Eso sí que es dramático. 

La pandemia me puso más sobreprotector. Creo que todos tenemos cierto grado de inclinación a la sobreprotección y a la paranoia. Lo que es sano, porque nos lleva a actuar con responsabilidad. Hemos visto la displicencia de muchos que salen a la calle, que hacen cosas tan burdas como fiestas. Son aberrantes, porque si uno compara esa situación con otras con las cuales uno sí tiene que empatizar, como las personas que tienen que salir a la feria, que están imposibilitados de guardar cuarentena y se sacrifican por una cosa tan básica como salir a comprar los alimentos. Eso se contrasta con esa displicencia de algunos jóvenes. 

Siempre hay un contraste entre el grupo que se logra adaptar y otro que tiene imposibilidad de hacerlo. Afortunadamente, donde trabajo, que son las empresas en las cuales participo, están en el primer grupo y han podido adaptarse bien. Hay sectores muy dañados, como el comercio, el turismo, la industria de la recreación, de los restaurantes y el transporte aéreo. Ese es el mundo que está más golpeado.  

Creo que los empresarios hemos estado a la altura: primero hicimos esta gran plataforma que se llama Solidaridad e Innovación Empresarial Siempre. Nos estamos haciendo cargo de la emergencia social económica, pero obviamente siempre se puede hacer más y no hay que ser autocomplacientes. Y, segundo, la lógica colaborativa entre empresas, el sector público y la sociedad civil es fundamental, porque ninguno va a sacar esta emergencia adelante solo. Tenemos que ponerle el hombro todos. 

Fuente: Piensa Digital. La Tercera

]]>