Reputación internacional económica de Chile: los esfuerzos por sobrevivir tras el estallido

The Guardian. Los cuestionamientos sobre el modelo siguieron. The New York Times aseguró que, si para el exterior parecía que el milagro chileno continuaba, para los chilenos ese crecimiento de la economía venía con un asterisco: «Y ese asterisco era que mientras los años pasaban, ese crecimiento era para los ricos. Los de clase media y los pobres no veían mejoras en sus vidas». The Economist, en tanto, señaló que el descontento llegaba tras seis años de estancamiento económico que «han hecho que las profundas desigualdades de América Latina sean menos tolerables. Los escándalos de corrupción han desacreditado a la política y a los políticos. Los partidos políticos débiles ya no canalizan descontentos». El medio agregó un dato decidor: “Estos eventos han sacudido lo que fue el país más estable y exitoso de América Latina». Esta última frase resume las preocupaciones que también han hecho eco en La Moneda y en los mercados financieros, en relación con cómo hoy el país es visto por los inversores internacionales a más de dos meses del estallido social. Lo anterior no es algo accesorio en medio de la crisis. Por el contrario, es un elemento primordial. El Gobierno ha establecido, por medio del Ministerio de Hacienda, todo un plan para financiar la agenda social, que incluye que el mercado internacional «apoye» a Chile. Como ejemplo, en un primer momento en Sanhattan había opiniones divididas respecto a la venta de fondos soberanos del país. «Los gringos van a creer que estamos desesperados», comentaba un actor de la rueda. Pero al poco andar comenzó a existir mayor consenso en que la única forma de financiar la agenda social era usar ahorros y emitir deuda, para lo cual es clave la confianza de los inversores internacionales. En noviembre se logró un respiro. Un informe de la agencia clasificadora Moody’s mantuvo el rating soberano de Chile en A1 y con perspectiva «estable» la clasificación de riesgo del país, siendo la primera agencia en mantenerlo así tras el estallido del 18 de octubre. «Esto tampoco garantiza que ninguna calificación pueda variar y no se debe minimizar ese efecto», afirmó un gerente de una consultora. A pesar del «aire» de noviembre, los cuestionamientos continuaron y, durante la primera semana de diciembre, el Consejo Fiscal Autónomo hizo una advertencia sobre lo que sucedía en el país: «El Consejo manifiesta su preocupación por el deterioro de las cuentas fiscales, expresado en los altos niveles de déficit efectivo y estructural proyectados para 2020, un déficit estructural de convergencia a 2022 más del doble del planteado como meta previo a la crisis y el alto nivel de deuda bruta del Gobierno Central al que se llegará en el mediano plazo». Con todo sobre la mesa, el 20 de diciembre el Ministerio de Hacienda oficializó la emisión de deuda. El fisco colocará bonos de Tesorería durante el año 2020 por un monto máximo de US$8.700 millones. «Los recursos que se obtendrán de estas emisiones contribuirán a dar cumplimiento a las prioridades de los chilenos, particularmente la agenda social y, a su vez, apoyar la reactivación económica del país», detallaron desde Teatinos 120.

El control

Poco después de iniciada la crisis, el Presidente Sebastián Piñera envió una carta –de su puño y letra– a una serie de organismos internacionales, en la que explicaba las razones del estallido social y trataba de dar tranquilidad al concierto internacional. A juicio del circuito diplomático en el exterior, el Gobierno no ha dimensionado la visión que se ha tenido del país en los momentos más álgidos de la crisis, hablándose incluso de una posible guerra civil. «En el caso de Cancillería, ha sido un organismo que hemos visto bien ausente de la crisis, con poco control de daños y autoridades que no saben cómo manejarse», cuestionó una fuente ligada a dicho ministerio. Con todo, la reputación fiscal de Chile parece estar sobreviviendo. Eso, aunque la principal desconfianza de los inversionistas internacionales, aseguraron en Sanhattan, es qué tanto se moverá la aguja del sistema de mercado en el país. «Y eso claro que implica pensar dos veces si invertir en Chile. Aunque la oportunidad se abre porque puedes hacerlo a mejor precio», precisó un operador financiero. En conversación (por escrito) con El Mostrador Mercados, el coordinador de finanzas internacionales del Ministerio de Hacienda, Andrés Pérez, relató que ha existido una comunicación constante con agentes internacionales. «Si bien la violencia que se inició en Chile el 18 de octubre sorprendió a varios, entienden que este tipo de eventos han sucedido en muchas partes del mundo durante 2019, incluyendo Francia y Hong Kong, lo cual enmarca lo sucedido en el país en el contexto global. Los inversionistas financieros extranjeros valoran varios elementos estructurales de la economía chilena, incluyendo su solidez institucional, su capacidad por beneficiarse de su integración financiera y comercial con el resto del mundo, su marco de política macroeconómica creíble, transparente, y predecible, un sistema financiero robusto, profundo, y bien monitoreado, y la capacidad por canalizar las necesidades de los chilenos de una manera fiscalmente responsable y sostenible en el tiempo», comentó Pérez. La semana pasada, Bloomberg le había dado un «espaldarazo» a esa gestión y señaló que la reputación fiscal de Chile sobrevivía, incluso, al estallido social. Pérez detalló que, aun con la incertidumbre de la agenda constituyente, los inversionistas reconocen positivamente el marco institucional en el cual se ha planteado la discusión y aseguró que Chile todavía está en una posición de cierto privilegio en el concierto de la región. «Las clasificaciones de riesgo reflejan las condiciones en las cuales una institución accede a los mercados financieros. Aquellas economías con mejor clasificación de riesgo, tienden a obtener financiamiento en los mercados financieros en condiciones más favorables. Actualmente, Chile es la economía con mejor clasificación de riesgo en América Latina, lo cual se ve reflejado en las bajas tasas de interés que obtienen las emisiones de bonos de Tesorería en mercados financieros, tanto internacionales como locales. Las tasas de interés que obtiene el fisco en préstamos de los mercados financieros, sirven como base para las tasas de interés para los hogares, pymes y la economía en general, por ende, el Gobierno mantiene su compromiso por obtener el menor costo de financiamiento posible», explicó el economista. Tras comunicarse el plan de colocación de bonos, el Ministerio de Hacienda ha estado en reuniones con inversores internacionales, para asegurar que estos documentos mantengan su atractivo, con bajas tasas y alta demanda. «Hace varios años se ha observado un creciente interés por parte de inversionistas extranjeros en activos financieros chilenos, reflejado, por ejemplo, en la mayor participación que estos tienen en la tenencia de bonos de Tesorería. Aunque inversionistas hoy dedican más tiempo a monitorear la economía chilena, su participación en el mercado local se ha mantenido en los últimos meses», afirmó el coordinador de finanzas internacionales de Teatinos 120. En diciembre, Pérez se reunió –junto al jefe de la oficina de la deuda pública, Patricio Sepúlveda Carmona– con inversionistas institucionales financieros en varias ciudades de Estados Unidos y la idea es continuar con estas conversaciones, ahora en Europa. ¿Y qué pasa si los índices –desempleo, inflación y el Imacec– empeoran? Desde Hacienda afirmaron que, pese a todos los eventos de los últimos dos meses y medio, la economía chilena mantiene «amplio acceso a los mercados financieros internacionales y, a su vez, sus autoridades económicas cuentan con mecanismos que le permiten reaccionar rápidamente ante shocks«. Pero saben también que la prueba aún no ha terminado. Fuente: El Mostrador]]>