Los emprendimientos tecnológicos crecieron a un ritmo acelerado en los últimos diez años y ya son más de 30 los unicornios que nacieron como pequeñas empresas en Brasil, Argentina, México, Colombia, Chile y Uruguay. El impulso que les dio la pandemia a los desarrollos digitales y un nuevo fondo de inversión que apuesta a financiar start-ups en sus primeros pasos, entre las oportunidades para 2021.
El contexto de la pandemia de COVID-19 aceleró en Latinoamérica una tendencia que venía en pleno crecimiento a nivel mundial: las personas acuden cada vez más a las nuevas tecnologías para acceder a bienes y servicios de manera ágil, segura y personalizada. En este contexto emergen ecosistemas emprendedores que desarrollan soluciones, en su mayoría digitales e innovadoras, para diversas necesidades de la vida actual. Desde los más sencillos hasta los más complejos, todos alcanzan a una gran cantidad de personas.
Estos ecosistemas agilizan la economía y el crecimiento de la sociedad. Hoy, los fondos de capitales de riesgo internacionales (como Sequoia o Kaszek) observan a las start-ups de la región para invertir en ellas. En particular, Brasil y México son los que acumulan la mayor cantidad de acuerdos de inversión. También se registran nuevos emprendimientos con tasas mayores de probabilidad de éxito que hace diez años y, además, el talento latinoamericano empieza a destacarse en el mundo de la innovación. En el segundo trimestre de 2021 se registraron 192 acuerdos de inversión en emprendimientos de América Latina por más de 7 mil millones de dólares, mientras que, en el primer trimestre, el capital de riesgo invertido había sido de poco más de 2 mil millones de dólares, lo que evidencia un crecimiento de más del 200 por ciento.
Con los datos que anteceden, María Julia Berzi, directora ejecutiva de Endeavor Argentina ―comunidad de emprendedores de alto impacto con presencia en 40 mercados y 32 países―, destaca el contexto favorable para los emprendedores de la región que buscan la oportunidad de afianzar sus proyectos.
“Este es un momento sin precedentes para el ecosistema emprendedor. La pandemia aceleró la economía digital, que derribó fronteras y las compañías de tecnología salieron a demostrar su valor para resolver las grandes problemáticas del día a día de la humanidad. Las start-ups son una oportunidad para el sector: la tecnología permite desarrollar soluciones de impacto para la población y acortar brechas, atraer inversión y generar más talento local”, sostiene Berzi.
El mundo están observando el talento de emprendedores de la Argentina, país de origen de emprendimientos paradigmáticos ―esos que logran escalar, expandirse a nuevos mercados y convertirse en empresas líderes― como Mercado Libre y Globant, cuyos respectivos fundadores y CEOs, Marcos Galperín y Martín Migoya, integran el Consejo de Endeavor. Según el Estudio de la Industria de Capital Privado, Emprendedor y Semilla en Argentina, que publican la Asociación Argentina de Capital Privado, Emprendedor y Semilla (Arcap) y Microsoft for Startups, durante 2020 se registraron 95 transacciones de capital emprendedor y semilla, un leve aumento respecto de 2019, cuando se contaron 91 inversiones.
María Julia Bearzi, directora ejecutiva en Endeavor Argentina: “Hay liquidez de capital para start-ups innovadoras que se potenciaron a partir de la pandemia”. (Imagen: Gentileza Endeavor)
En el mundo de los negocios el “capital semilla”, a veces mencionado por su nombre en inglés como Seed Capital o Early Stage (etapa temprana), comprende las inversiones por parte de gestores de fondos en rondas preseries A, generalmente menores a 1 millón de dólares.
En cambio, cuando se habla de “capital emprendedor” o de riesgo, conocido como Venture Capital o por su sigla VC, se hace referencia a inversiones por parte de gestores de fondos en rondas Series A en adelante y que en la Argentina suelen ser mayores a 1 millón de dólares.
El otro tipo de inversión que completa la pata financiera del ecosistema emprendedor es el de “capital privado”, conocido como Private Equity o PE, que consiste en inversiones por parte de gestores de fondos en compañías maduras en las que la participación suele ser mayoritaria. Entre los casos más recientes de emprendimientos que lograron acceder a este tipo de inversiones está Ualá, el décimo unicornio argentino que acaba de recibir una inyección de 350 millones de dólares de parte SoftBank y Tencent, en la que se considera la ronda de inversión privada más grande que recibió una empresa argentina.
Llegar a ser considerada unicornio es la gran meta de una start-up tecnológica. Se llama así a la empresa privada de base tecnológica que llega a valer más de 1.000 millones de dólares, como algunas de las ya citadas, y como una más novedosa para la región:
Bitfarms, una minera de bitcoin fundada por dos argentinos que funciona en Canadá y cotiza en ese país y en Wall Street.Juan Pablo Lafosse, fundador en Newtopia VC: “Queremos ser el motor de la generación de los nuevos unicornios latinos, un avance que repercutirá en empleo de calidad y alto valor agregado para profesionales sin barreras geográficas”. (Imagen: Adrián Escandar / archivo INFOBAE)
Para quienes sueñan con volverse unicornios pero saben que antes tienen que pasar por una serie de pasos, como la ya mencionada “etapa temprana”, la creación de Newtopia VC, un fondo que invertirá 50 millones de dólares para apoyar a emprendimientos latinoamericanos en sus primeras fases de desarrollo, es una noticia alentadora. Newtopia VC anunció que tiene la meta de apoyar a mil start-ups de Argentina, Colombia, Chile, México, Perú y Uruguay, entre otros países de la región que cuentan con talento emprendedor.
“Las start-ups suelen ser muy frágiles en sus primeros pasos. Muchas veces sus fundadores atraviesan momentos de escepticismo e incertidumbre que, en gran medida, pueden ser mitigados y superados por el intercambio de información con el ecosistema emprendedor”, apunta Juan Pablo Lafosse, fundador y exdirector general de Almundo, y uno de los integrantes de Newtopia VC.
Este fondo de inversión está liderado por otros cuatro referentes del ecosistema emprendedor de la región: Patricio Jutard, cofundador de Mural, uno de los unicornios argentinos más recientes; Mariano Mayer, exsecretario nacional de Emprendedores y Pymes en la Argentina y fundador de Marea Venture Partners; Sacha Spitz, cofundador y socio de Yavu Ventures y exdirector de la Incubadora de la Universidad de San Andrés y Jorge Aguado, exsecretario nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación en el país.Los cinco fundadores del Newtopia VC, el fondo que invertirá 50 millones de dólares en start-ups latinoamericanas: Mariano Mayer, Juan Pablo Lafosse, Patricio Jutard. Sacha Spitz y Jorge Aguado.(Imagen: gentileza Newtopia VC)
Además, Newtopia VC cuenta con una comunidad de más de 70 fundadores de primer nivel como inversores, asesores y socios, que guiarán a las empresas de la cartera para lograr sus objetivos de negocio, entre los que se destacan, además de los ya mencionados, Galperín y Migoya , Miguel Santos (Technisys), Facundo Garretón (Blueberries Medical Corp e InvertirOnline), Emiliano Kargieman (Satellogic) y Matías Woloski (Auth0).
La empresa anunció que en la primera etapa de inversión buscará ayudar a start-ups a despegar, escalar y, especialmente, a salir airosas de uno de los principales desafíos con el que se encuentran los emprendedores al poner en marcha una idea: el temido “valle de la muerte”.
La prueba
Desde que una start-up tecnológica obtiene su financiación en etapa temprana hasta que consigue sus propios ingresos y autofinanciarse suele pasar un tiempo en el que no va a generar ganancias y va a estar probando cómo es recibida en el mercado. Esa prueba solo la superan algunas y otras caen en el llamado “valle de la muerte”. Se estima que el período en el que se ve si los productos o servicios desarrollados tienen un auténtico valor para los consumidores es de entre seis meses y un año.
Así, el término “valle de la muerte” se refiere a la probabilidad, generalmente muy alta, de que una start-up se extinga antes de generar un flujo de ingresos constante.
“Quien haya emprendido y no haya tenido que superar el valle de la muerte es un afortunado”, introduce Juan Pablo Lafosse quien en la web de Newtopia VC se presenta como emprendedor serial, inversor ángel y mentor de start-ups. Antes de fundar la exitosa Almundo, que dejó en 2019 con más de mil empleados y un valor de mercado (GMV) de 500 millones de dólares, conoció el temido pozo del error al emprender. “En particular, en un proyecto de energías renovables, vivimos un proceso en el que el desarrollo tecnológico realizado lo habíamos financiado entre todos los socios fundadores pero no alcanzó con que lográramos demostrar su potencial porque no tuvimos ese product market fit (la adaptación del producto a las necesidades del mercado) que nos permitiera generar tracción en las ventas y escalar un crecimiento en el mercado corporativo (B2B) al que nos orientamos”, recuerda. Si bien luego lograron apoyo financiero y estratégico para sortear el tropezón, la vivencia tuvo su componente de angustia.El equipo de trabajo es uno de los factores clave que miran los inversores para apostar a una startup. (Imagen: Pixabay)
De los fracasos y de los tropiezos se aprende tanto como de los éxitos y, tal vez, también dejen algo para transmitirles a los que vienen detrás de uno. “Nuestro compromiso está puesto en ayudar a los fundadores en esas etapas tempranas de sus emprendimientos, para que puedan ‘acelerar errores’ (para subsanarlos tempranamente) y llegar a un producto que logre escalar a nivel regional y global”, detalla Lafosse quien destaca que el financiamiento es solo uno de los soportes pero el apoyo no termina ahí. “Somos emprendedores, conocemos las dificultades y por eso vamos a estar presentes en el día a día, desde un esquema de transparencia y honestidad. Nos interesan más los procesos de resiliencia y aprendizaje que ser solo soportes financieros”, acota el inversor.
Además, apunta a la importancia del ecosistema emprendedor como una sinergia entre todos los actores que lo conforman: “La concepción antigua de aceleración tenía que ver con ayudar a que un emprendedor pasara de 100 a 1.000 usuarios, o de vender de 10 a 1.000 productos. En cambio, en Newtopia VC buscamos, a través de toda la comunidad, compuesta por inversores, advisors (consejeros) y mentores, volcar nuestro conocimiento para ayudar a los equipos a resolver los problemas a los que se enfrentan en su evolución”, detalla.
¿Puede Latinoamérica ser tierra de unicornios?
Los cinco socios que forman Newtopia están convencidos de que los principales fondos del mundo están viendo América Latina como una tierra de oportunidades donde están sucediendo los cambios. Los datos en los que se basan surgieron, sorprendentemente, en época de pandemia: durante 2020 la inyección de capital privado en tecnología en Latinoamérica superó los 4.000 millones de dólares por segundo año consecutivo, con una cifra récord de 488 operaciones y también récord de inversiones en fase inicial y de semilla en varios de los principales mercados.
La misma observación hace María Julia Berzi, de Endeavor: “Hay liquidez de capital para start-ups innovadoras que se potenciaron a partir de la pandemia, es decir, que demostraron su valor para resolver los problemas de la humanidad. Es interesante ver que algunas de estas compañías durante mucho tiempo pasaron desapercibidas para los inversores pues les costaba confiar o ver el potencial del negocio. Vemos oportunidades en industrias que han desarrollado soluciones a partir de la tecnología como healthtech (dirigidas al campo de la salud), edtech (de la educación), agtech (el negocio agropecuario), más allá de las que están vinculadas con el comercio electrónico, la logística y la foodtech (la industria alimentaria)”.Los socios de Newtopia VC sostienen que los principales fondos del mundo están mirando hacia América Latina como una tierra de oportunidades donde están sucediendo los cambios. (Imagen: Newtopia VC).
En los últimos 15 años, la región vio crecer a más de 30 empresas unicornios surgidas como pequeñas start-ups de Brasil, Argentina, México, Colombia, Chile y Uruguay, entre otros países, y, en general, estos proyectos tienen un impacto transversal sobre otros sectores de la economía.
“Esa es la gran potencia de la economía del conocimiento: no es solo una vertical en sí misma, sino que impacta positivamente en el resto de los sectores ayudándolos en su transformación digital”, concluye Lafosse.
La pregunta, entonces, que se hacen aquellos emprendedores que aspiran a recibir inversión es: ¿cómo hacer para que nos elijan? Berzi, que desde Endeavor trabaja para acercar a las start-ups con los mentores e inversores, responde. “Qué miran los fondos: principalmente el equipo; el tamaño de la oportunidad de mercado, que sea lo suficientemente grande o que esté creciendo exponencialmente; las barreras de entrada; cómo la solución le entrega valor al cliente y las ventajas competitivas. Hay algunas banderas rojas a tener en cuenta: quiénes invirtieron en esa compañía antes que uno, que todos los fundadores estén comprometidos trabajando dentro de la compañía y la situación financiera. Un fondo que analiza más de 1.500 empresas por año invierte solo en 10”, concluye Berzi.
Datos útiles
En una primera etapa, Newtopia VC va a seleccionar a 10 start-ups de la región. Las elegidas recibirán un impulso de 100.000 dólares cada una y la oportunidad de participar en el primer programa de 10 semanas de Newtopia, que se desarrollará bajo un esquema híbrido remoto/in situ de mentoría estratégica en el que se realizarán talleres y charlas con actores clave del ecosistema, entre otras actividades. La solicitud se realiza a través del sitio https://www.f6s.com/newtopiavc/apply hasta el 6 de septiembre. Además del boleto de 100.000, Newtopia VC va a invertir entre 250.000 y 1.000.000 de dólares en nuevas empresas en su etapa inicial para ayudarlas a alcanzar una Serie A saludable con la que puedan crecer.
Fuente: Infobae